Jamás despreciaremos un best-seller por su propia idiosincrasia. Hemos pasado maravillosos momentos leyendo a Pérez-Reverte, a Julio Verne o a Ken Follet. Por otra parte, Cervantes, Kafka o Saramago son ejemplos de ventas masivas. También nos ha ocurrido en otros campos: nos encantan los best-sellers de The Beatles o de Van Gogh. El esnobismo es una grave enfermedad de la posmodernidad.
Los dos últimos éxitos de venta literaria en España han sido Ruiz-Zafón y Falcones. La sombra del viento es una fantasía excepcional que nos lleva a una Barcelona metafísica. Curiosmente la misma ciudad es el escenario de una novela histórica excesivamente influenciada por Los Pilares de la Tierra. La diferencia entre las dos es que en Los pilares deseas que no se acabe nunca pero en La catedral aspiras a terminarla a duras penas.
La novela de Falcones parece destinada a una burguesía catalana ávida tanto de mitos como de realidades que consoliden su posición. Y una catedral creada por el pueblo -cuando burgueses se llamaban pueblo, luego llegaron los franceses- parece un fruto lo suficientemente apetecible para cualquier tipo0 de aspiración reivindicativa. El objetivo de Falcones y editores se descubre cuando se observa la ausencia de rigor con la realidad histórica del momento. Es un desprecio a la historia de Aragón. No hace falta comentar más cuando se comprueba que Falcones es un tipo documentado, especialmente en el derecho y en los famosos Usatges, lo que demuestra su manipulación intencionada.