Algunas veces vivimos dentro de castillos de cartón o de arena -qué más da- sabiendo que algún día serán destrozados por el viento, por el agua o por el fuego. Por desgracia -o por fortuna- la naturaleza, tarde o temprano, acabará imponiendo su crueldad. Almudena Grandes aborda con solvencia una temática que, en teoría, podría dar lugar al uso de clichés: el triángulo amoroso (o tal vez mejor dicho: el trío sexual). Sin embargo, logra dotar a esa historia de la sensibilidad necesaria como para hacerla creíble. La pintura, el sexo, la amistad, los celos, el dolor, el amor y el humor acompañan la vida de tres personas que se necesitan pero que, al mismo tiempo, saben que ese universo de cartón que han levantado no puede tener futuro.
Como dice Nuria Labari, en El Mundo, destacan las referencias pictóricas, ofreciendo al lector un excepcional catálogo de terminología técnica, pero con la cercanía suficiente como para comprender a la perfección las características del estilo artístico de cada protagonista.
Como telón de fondo, aunque poco desarrollado, aparece ese Madrid de La Transición, de los ochenta y de La Movida, que a algunos nos hubiera encantado conocer y que Grandes describe de manera genial: “teníamos veinte años, Madrid tenía veinte años, España tenía veinte años y todo estaba en su sitio.

Por cierto, creo haber descubierto algo.

Desde ese momento comienza a funcionar la maquinaria de recuerdos de ella, que se dividirá en cuatro partes: arte, sexo, amor y muerte. Cuatro fuentes de sentido que serán las encargadas de articular la biografía de la protagonista y que ocuparán la mayor parte de la narración.


Desde ese momento comienza a funcionar la maquinaria de recuerdos de ella, que se dividirá en cuatro partes: arte, sexo, amor y muerte. Cuatro fuentes de sentido que serán las encargadas de articular la biografía de la protagonista y que ocuparán la mayor parte de la narración.

Muy similar... Tal vez sea un texto de la Editorial, pero entonces debería ir entrecomillado, ¿no?