Amenazaba glaciación en Getafe. Tal vez la explicación se encuentre en esa propensión madrileña a exagerar con el tiempo -y el espacio-. Amenazaba con un traspiés que se traduciría en tormenta dominical antimourinhista en la prensa. Javier Marías ya tenía escrito lo suyo y no era cuestión de dejarlo sin publicar, pasara lo que pasara (pero quizás Diego lo guardó en un pendraiv o en el dropbox a la espera de ocasiones mejores). La calidad de imagen del estrimin era aceptable, mucho más que los comentarios de la ESPN que hablaban de una cosa llamada tiquitaca intelectual que no llegué a comprender.
La primera del Getafe casi entra, otra de esas acciones extrañas que tanto se dan en nuestros partidos y que nos remontan a tiempos más oscuros de los que casi nadie ya se acuerda. Desde entonces la amenaza se congeló. Un Xabi Alonso en manga corta hizo su mejor partido del año, lo que no es mucho pero al menos ya es algo. El tolosarra realizó la jugada del siglo, inventando una nueva suerte: logró desplazar el balón sin tocarlo. Özil sigue en el camino de convertirse en el mejor jugador de Europa. Y Ramos marcó.
Lo bueno del mourinhismo es que amenaza hasta a las amenazas. Estoy convencido de que este buen Getafe de Luis García nos hubiera ganado años atrás. El look del portugués cada día es menos british, menos del Armani o del Versace milanés y cada vez más portugués, como si fuera una premeditada metáfora del antiseñorío. Aparecía Mou en el Coliseo despeinado por el viento de Getafe, ataviado con un plumas, que le hacía más gordo. Habrá hasta quien piense que quiere benitizarse (benitizarse de Rafa Benítez, no de Goyo Benito) ahora que el ex Liverpool salió a la palestra como autofuturible.
Todo acabó con Granero, que no jugó más que los últimos minutos y que fue el último en salir del estadio porque le costó mear. Pasa hasta en las mejores familias. Supongo que entre trago y trago (de Isostar, Gatorade o hasta Red Bull, quién sabe) le dio tiempo a leer unos poemas. Como ese de Borges que habla del ajedrez -¿se podrá hacer tiquitaca intelectual en ajedrez?- y que a mí siempre me parece que habla de fútbol:


AJEDREZ
 I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
 II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?