La calidad del vídeo (algunas imágenes grabadas en Marruecos, creo) no es muy buena, pero me parece una fabulosa canción. Los acordes orientales -musulmanes, hindúes, budistas- se mezclan con ritmos electrónicos y son enfatizados por una la letra que consta de algunas partes excepcionales:
con la música a otra parte
donde cada instante pase a ser
una hora sagrada
con una canción inoportuna
que nos sirva de vacuna
mi son medicinal
Fascinante, también, es ese casi mantra que suelta Enrique Bunbury:
el pulso sin descanso