La novela más madura de Reverte es una crítica -como gran parte de su obra- a la brutalidad del hombre. Una simple fotografía puede ser algo más allá que una imagen, por profunda y dura que sea, y puede desencadenar imprevisibles acontecimientos. Una vez más el autor recurre a ese héroe revertiano -que unas veces se llama Quart, otras Corso, otras Alatriste, hoy Faulques- que domina toda la narración y que reflexiona sobre la condición humana. Como siempre, de fondo, una excepcional documentación, esta vez sobre arte y fotografía, donde conviven Goya y Ucello con los recuerdos de las guerras más trascendentales de las últimas décadas.