El instinto de conservación hace que siempre dirijamos nuestra atención hacia lo que más nos amenaza, pero esto implica necesariamente una infravaloracion de otros planos o hechos también importantes. Entonces, ¿qué ocurre al otro lado? ¿Qué está pasando en el lugar al que nadie atiende? Por esa razón el World Press Photo de este año -otorgado hace una semana al freelance italiano Pietro Masturzo- es sumamente interesante, pues el motivo principal es, en realidad, algo teóricamente secundario. (Un recurso similar realizaba Velázquez en muchos de sus cuadros, como Las Hilanderas, donde la escena más importante estaba en el segundo plano).
La imagen ganadora es un paisaje urbano en el que se observan los tejados de Teherán. Las azoteas son como espacios mágicos del urbanismo, lo más parecido a las montañas, lugares solitarios donde el hombre puede escapar del resto de los hombres, territorios en los que el individuo puede acercarse al cielo y observar lo que ocurre desde las alturas. El instante que capta la imagen es de una belleza inquietante: dos mujeres gritan, de noche, en el contexto de las protestas iraníes durante las convulsas manifestaciones tras las elecciones de junio de 2009. Muchos desconocíamos aquellas reacciones femeninas nocturnas. Muchos desconocíamos aquella Cara b que nos enseña Masturzo. Porque no siempre uno debe fijarse en lo que atienden los demás y hay gente inquieta por demostrarnos otras perspectivas; otras verdades.