Portugal también es mi tierra. No me siento distinto de un portugués, que es un leonés también. Me gustaría, como a Torga y a Unamuno, una Unión Ibérica, una utópica unión, quizás tan utópica como esa Iberia de piedra que navega a través del Atlántico en la fábula de Saramago. Mendizábal también pensó en esa unión bajo el cetro de Don Pedro. A fin de cuentas estamos hablando de un Emperador, del hijo de un rey portugués y de una hermana del monarca español. En El imperio eres tú se mezcla la vida de Pedro I, que es la historia brasileña -y que, a su vez, también es la historia portuguesa-, con la vida de sus mujeres. Porque Don Pedro era una mezcla de Napoleón con Don Juan. Un orgulloso emperador y un pendón irredento retratado en esta novela que tiene todos los ingredientes para ser lo que es: una gran novela. Quizás todo se reduzca a algo más simple: alguien nacido en una habitación decorada con escenas de El Quijote no puede sino acabar convertido en el protagonista de una fascinante vida novelesca.